Los hermanos sean unidos

I

Se va el año, y empieza la feria judicial. Los hermanos Gollano, Renzo y Facundo, corren el riesgo de pasar la navidad, y un verano de sus vidas, presos por un crimen que no cometieron. Es más: presos por intentar evitar que se cometa el mayor de los crímenes que se hayan visto en estas tierras: el asesinato del único río que abastece a todo el Oasis Norte.

Y por añadidura, que se cometa el mayor robo. Los hermanos de Jachal ya pueden decir que les robaron una montaña entera que ahora es lingote en un banco de Suiza o Gran Bretaña o Rusia o China, mientras que a nosotros nuestros hermanos, nos dejaron un boquete que se ve desde el espacio.

Que les prometieron lo mismo, y ahora quieren tapar con lavandina otro derrame que sólo fue de veneno, y de riqueza nada.

Al Renzo le debo una entrevista no, una charla profunda, porque a los hermanos más se los ve, como a los pingos, en la cancha. Mejor que poniéndose en el rol del que pregunta una tarde para escribir otra y luego desentenderse. Porque no es esa, si no caminar al lado, la que hace instantes como fogonazos de claridad donde la lucha se hace poesía colectiva, es decir aquello que la policía jamás podrá arrebatarnos, ni comprender. Salvo que se pongan realmente en nuestros zapatos. Gastados de los kilómetros que hicimos desde los tres Oasis para tratar de evitar que se consume una estafa al pueblo mendocino, donde lo que arriesgamos es el único río del que beben un millón y medio de parientes, aguas abajo.

Por eso los tienen presos.

La historia del Renzo no me animé a contarla.

II

Los hermanos son unidos, se ve en las marchas.

Al Facundo se lo puede ver agitando la bandera Argentina en la cima de la fuente de la plaza Independencia. O haciendo ochos con su bicicleta por las calles mendocinas, dibujando con una caña en el asfalto el signo del infinito.

Me pareció como demasiado esto último, pero enseguida pensé

quién soy yo para juzgarlo

. Quién para decidir qué es demasiado vistoso, ruidoso, semejante despliegue de sí mismo él que da.

En cuanto renuncié a juzgarlo entendí la respuesta a la pregunta que me hice desde el principio.

Por qué Cornejo lo querría al Facundo como presa.

Pero el azar tiene un color, y el ensañamiento otro. Cuando se hizo extensivo al hermano, y luego al padre, de qué color la ves vos.

Para mí, es como si Cornejo, y el jefe del operativo, y toda la cadena de mando, estuvieran fabricando reiterancias a piacere. Porque no se lo llevaron cuando estaba rayando el infinito con una caña adelante de donde todos los que marchabamos pondríamos los pies.

Se lo llevaron cuando protestaba frente al canal 9, que lo esencial es invisible a los ojos de la tele, que está más lejos aún de la vida que pasa.

Ya que en vez de las maratones del Chavo y los Simpsons, con las que les dio por fingir demencia en el 2019, los medios hegemónicos ahora tienen un relato prefabricado del ambientalista demoníaco que quiere destruir la paz fiscal de gente que no vive acá porque la tiene radicada en paraísos fiscales. Y por eso quienes tenemos esta costumbre bestial de beber agua pura, somos el enemigo público número uno. Los hambrientalistas, los demodés, somos feos, sucios y malos, los responsables de la pobreza y el desempleo de toda la provincia, como si ellos no hubieran tenido nada que ver con eso en tres mandatos casi consecutivos.

Sobre esa base pretenden construir una justificación de la violencia represiva. Y que la gente se lo crea. Se les fue tanto la mano que la Corte Suprema tuvo que salir a decirles que en realidad tienen que garantizar nuestro derecho a la protesta, y no pueden excederse ni andar sin el apellido prendido en el pecho. Que cualquier ciudadano tiene derecho a leer desde una distancia prudencial que no invada a nadie. Y así, son diez páginas que conviene saber para conocer nuestros derechos, y plantarnos con firmeza y serenidad a poner los límites que correspondan, por ley, llegado el caso.

III

Cuando el poder te marca, quieras o no, entrás como en un video juego donde pasas a ser un avatar de un arquetipo, que tiene que pasar por un montón de pruebas, derrotar al guardián de cada puerta, rescatar un alma simbolizada en mil cosas. Y a veces te cae una cereza del cielo, quien te ayuda, quien te sostiene en lo oscuro, quien te guía. A veces el juego te regala otra vida.

El Facu haciendo ochos con la bici, me dí cuenta, es el loco del tarot, el cero que inicia el viaje del héroe, con el impulso de la inocencia y la confianza.

Es precisamente por su inocencia, que el villano lo prefiere como presa. Su inocencia y su osadía abren infinitos en el asfalto antes de nuestros pasos, por una eternidad más de agua pura.

IV

Pero los quieren separar, llevar a uno al penal de Cacheuta, el otro a Estrada o a Boulogne Sur Mer. Curiosa dirección para que pase por ahí la gesta del agua.

A menos que los liberemos a ambos antes del viernes,

tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea

, porque todo, absolutamente todo lo que hacemos para defender el agua, es precisamente

para que no nos devoren los de afuera.

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/12/17/los-hermanos-sean-unidos/