“No pinta tragarse la bronca, pinta hacer algo al respecto”

y ANRed.

25/11/25

I

Eso decía una chica con guitarra, sintetizando los dos motivos que nos reúnen en la Plaza Independencia.

El patriarcado esta vez tomó la cara de Mario Rili, el policía de civil que privó ilegítimamente de su libertad a Liza Rule en una manifestación por el agua. Hoy su cara está en todas las pancartas, como un extraño ejemplo de macho violento, que se queja de una ñaña de nada, un rasguño de un centímetro en un dedo, y arma en base a eso una denuncia falsa por “lesiones graves”.

En cambio la vemos bailar, a la Liza, improvisando sobre unos poemas que hablan de la desgarradura que se produce en la humanidad, cuando las máquinas de agujerear seres humanos en Palestina, con metales arrancados de cordilleras como las nuestras, explotan en la cara de alguien, en la casa de alguien. Que los metales se queden en la tierra es una acción por la paz mundial, un canto a la sensatez negarles los insumos para hacer una guerra mundial.

Entonces los vemos como reaparecidos, el Mauri con su tambor, el Fede colgando banderas como kilómetros de Área Protegida en las infaltables vallas. Facundo Gollano que ya les cuento en la próxima.

Libertad y esperanza juntas (tacteremta, tactequihue en millcayac) las fuerzas de un pueblo que, por amor al agua, es capaz de todo.

II

Y contra cuanta toxicidad estamos luchando, en todos los planos, que el veneno y la violencia se parecen tanto.

III

Una tormenta que amenaza pero no cumple, un viento que trae gotitas refrescantes de la fuente. Donde en 2019 ondearon la celeste y blanca y la wiphala, hoy lleno de yutas. Que habrán observado desde esa altura lo pacíficas y coloridas, lo artísticas y alegres que son nuestras manifestaciones cuando no provocan ni infiltran.

Una nena que lleva un cartel que dice “no tengo miedo de brillar”, un gobierno abusivo del poder que pretende dejarnos a oscuras. Gente que se porta como luciérnaga, hasta que nos devuelvan la luz. Porque se dieron cuenta una vez más de que les salió mal.

IV

Adivina adivinador, les voy a decir en qué se parecen el capitalismo y el patriarcado. Los dos primero prometen lo que saben que no van a cumplir, y luego amenazan. Mandan por miedo, por censura y autocensura. Sus leyes, en vez de tinta, están hechas con telarañas.

Aíslan a la víctima de sus redes de contención, rompen el tejido social, socavan la autoestima y la tierra bajo tus pies. Extraen hasta que agotan, sin piedad ni contemplaciones, y una vez que han secado toda la fuente de vida que manaba en, por, desde, y para vos, se van a dejar otro cráter, otro páramo en otro lado.

La cosificación inevitable porque ya no sos un ser sino un recurso humano, un consumidor final, una coshita linda, un cero a la izquierda después de cuántos ceros a la derecha mejor posicionados que vos en distancia o cercanía de la coma de la insignificancia misma. El ninguneo.

“Cuando escucho al otro, me transformo en el otro”, decía un cartel muy zen por ahí, esa poesía en pancarta que cruza manifestaciones.

Pero no escuchan, no quieren escucharte a vos, ni al CONICET, ni a la Constitución, ni a su conciencia.

V

Por eso, dentro de esta similitud entre el extractivismo y el patriarcado, el Área Natural Protegida vendría a ser el punto de inflexión, de decir “ey, tengo estas bellezas paisajísticas, estos valores culturales y patrimoniales mundialmente famosos, y por cierto tengo que sostener la vida de todas las criaturas que del agua de la montaña dependen”. Por eso cantamos la cordillera qué linda está… <https://www.anred.org/wp-content/up...>

Fotos: Luna Herrera (Rental Audiovisual) <https://www.anred.org/wp-content/up...>

Fotos: Luna Herrera (Rental Audiovisual)

Es crucial el darse cuenta de que podemos vivir perfectamente sin su toxicidad, sin su veneno. Que no los necesitamos. Que estamos mucho mejor sin megaminería encima todo el tiempo. Sacárnoslos de encima por ley, como una restricción inapelable de acercamiento. Diecisiete años viene padeciendo la comunidad de Uspallata este acoso que se llama contaminación social. No vamos a tragar veneno y bronca. <https://www.anred.org/wp-content/up...>

Foto: Luna Herrera (Rental Audiovisual)

Afuera al aire libre se siente la energía desatada de un pueblo dispuesto a cambiar la historia una vez más. Confiado en su poder, en su fuerza, en la alegría de reencontrarse como un todo unido por la defensa del agua. Conozco este lugar, es la Zona de la Dignidad. Donde habitamos.

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