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Del Pleno de la AIT de junio (1937) al Pleno Nacional de la CNT de noviembre (1937)
dilluns 1 de setembre de 2025, per
por Agustín Guillamón
El 13 de mayo de 1937 hubo una reunión de los comités superiores[1], en la Casa CNT-FAI.
Xena informó sobre el Pleno Nacional de Regionales, celebrado recientemente en Valencia, en el que se dio cumplida noticia de “las maniobras de los comunistas” y de la protesta cenetista, “sin premeditación, forzada solamente por las maniobras de Aiguadé y Sala”.
Xena explicó en el Pleno valenciano como habían intentado buscar todos los parches posibles para evitar el estallido y luego para normalizarlo todo, “pero no se pudo evitar de ninguna manera”. El Comité Nacional (CN) tuvo una notable intervención, impidiendo que tropas comunistas, y también anarquistas, abandonaran el frente para bajar a la retaguardia barcelonesa. Habló de un telegrama cifrado que demostraba “que todo estaba premeditado”. En Castellón, los compañeros quisieron evitar el paso de las tropas que venían a Barcelona. El setenta y cinco por ciento del tiempo del Pleno se dedicó a explicar detalladamente lo ocurrido en Barcelona. El Comité Nacional procuró “que el movimiento fuera lo más reducido posible”. Xena advirtió a Marianet (secretario del CN), en dos ocasiones, “que haga lo posible para reprimir sus exabruptos, que a menudo suele lanzar en los Plenos”, y en su última intervención radiofónica.
Xena comunicó su conversación con Galarza[2] sobre fuerza pública, economía y los sucesos de Amposta, a cuyos arrozales no quieren acudir los campesinos por temor a la represión desatada por Estat Catalá: fusilamientos y desapariciones. La próxima cosecha de arroz peligra ante la falta de mano de obra. Galarza le enseñó a Xena un telegrama en el que Companys le decía “Que nosotros [la CNT] fuimos los únicos que intervenimos en la contienda”. Galarza se comprometía “a respetarnos todo lo posible”, pero consideraba imprescindible el “desarme de todas las armas largas”. A Xena le dio la impresión de que disimuladamente nos avisaba que escondiésemos las armas largas, para evitar que nos las quitasen a la fuerza. Galarza también se sentía amenazado por los comunistas. En el mitin del PCE en Valencia se atacó a la CNT como quisieron, “y llegaron incluso a pedir en altas voces [voz alta] nuestro exterminio”.
Dijo Xena que a Galarza le preocupaba un cambio de Gobierno que pusiera a las tropas desplazadas a Cataluña bajo las órdenes de un comunista, porque podría lanzar todas esas fuerzas contra la CNT-FAI. Era preciso retirar esas tropas de Cataluña a la mayor brevedad.
Xena creía que era necesario ganarse las simpatías de Galarza, y “asegurarle que no era nuestra intención la de destruir la Generalidad, que lo que hemos hecho ha sido solamente defendernos”.
Recordó Xena que Galarza le dijo, como advertencia: “Que la CNT y la UGT estén preparadas, pues la conjura no ha terminado aún”. También le explicó que fueron los comunistas los que exigieron la incautación del Orden Público en Cataluña. “Montseny fue la única que lo impugnó. Peiró y López se callaron”.
Xena pasó a detallar los debates en el Pleno Nacional. Explicó al CN, “que si las comarcas y las localidades por hechos insignificantes se levantan en armas es porque no ven la suficiente garantía con los Comités Regionales y demás responsables de la Organización”. <https://serhistorico.net/wp-content...>
Laborda, de Construcción, informó que el CN “les insinuó que está en quiebra” y que si tuviera unos cientos de miles de pesetas podría comprar una emisora para hacer propaganda en el extranjero, y desbaratar las calumnias del enemigo.
Se estableció un breve debate sobre el origen y constitución de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, “sobre los cuales se debe tener mucho cuidado” porque su secretario, Jaime Balius, “es un antiguo comunista[3]”.
Severino Campos dijo que “si el mal [Los Amigos de Durruti] se alarga hablaremos largo y tendido, hay que ir con cuidado porque estos camaradas tienen confeccionado [confeccionan] un semanario, y entiendo que el CR y demás deben de intervenir para apaciguar los ánimos”.
La Federación Local informó que “ayer en la reunión que tuvimos de Juntas de Sindicato, acordamos indagar cuales eran los camaradas que componen la Junta de los Amigos de Durruti”, para que una vez informados, “cada uno en su sindicato le llame la atención y le haga responsable de toda su actuación”.
Xena expuso lo ocurrido en Tortosa, “de los compañeros asesinados”, etcétera. Y de lo sucedido en Reus. “De la persecución de los compañeros más significados”. Que las fuerzas públicas asaltaban las sedes sindicales por la noche, y que arriaban las banderas de la CNT-FAI.
Severino Campos constató que no era suficiente tener un aval sindical, como había dicho Federica Montseny, para que nadie molestase con desarmes arbitrarios, y que “se quitan muchas armas”.
Tras acordar el envío de Mora al frente de Aragón, “para reforzar la moral”; se nombró a Valero, Laborda, Xena y Castellote como Comisión que debía representar al CR en el Pleno Nacional. Se aplazó la sesión hasta la tarde.
Xena inició la sesión de la tarde, informando sobre el movimiento protestatario del lunes[4] (día 10).
Distribución preguntó qué posición debía adoptar el CR ante el Pleno.
Xena le respondió que todos los comités debían solidarizarse, y “si hay sanción o censuras, ha de ser para todos, porque todos hemos contribuido”.
Severino Campos, secretario del CR de la FAI, aceptaba la responsabilidad de Cataluña, pero se negaba a aceptar responsabilidad alguna del CN. Tras una breve discusión, en la que se le quiso hacer entender que el CN también había dado directrices, Campos se limitó a renunciar a intervenir en el Pleno. Recordó el irresponsable discurso de Marianet en la radio, así como las bajas producidas en las filas cenetistas después de anunciar el alto el fuego, no respetado por “ellos”. Por estas razones Campos se negaba a traspasar responsabilidad alguna al CN.
El Comité Peninsular de la FAI dijo que era necesario diferenciar entre las responsabilidades personales “que pertocan [incumben] a Marianet” de las que correspondían al CN. Pero que era necesario aconsejar a Marianet “que modere sus intemperancias porque éstas despiertan verdaderas tempestades en los Plenos”.
Se nombró a Eroles, Sanmartín y Castellote como miembros de una comisión para parlamentar con el teniente coronel Torres, con el objetivo de que “respete y haga respetar las licencias [de armas] expedidas por la Organización”.
Eroles leyó una carta de Los Amigos de Durruti en la que se quejaban “del trato de preferencia que se hace a Los Amigos de Méjico”.
Distribución aclaró que Los Amigos de Méjico “se crearon para contrarrestar lo que pudieran hacer Los Amigos de la URSS, mientras Los Amigos de Durruti se han constituido solamente para criticar la actuación de los hombres de la Organización”.
El secretario [Eroles] dijo, socarronamente, “que los amigos de todas clases pueden actuar y hacer lo que se les antoje mientras no se metan con nosotros”. Luego leyó un comunicado del Consejo Nacional de Defensa, que anunciaba la celebración del día de Aragón.
Distribución insistió en la necesidad de unificar la propaganda, para evitar repeticiones, y de redactar guiones, para que los compañeros no se desviaran y estuviesen mejor orientados. Se aprobó su propuesta.
Picas explicó los problemas existentes en el frente de Aragón, referentes a los Comisarios y a los cargos y nombramientos, adecuados o no, de Hernández, Yoldi, Juanel, Sanz, Pozas y Aldabaldetrecu.
El secretario [Eroles] dijo que había de nombrarse al sustituto de Domingo Ascaso, recientemente fallecido, siendo elegido “para este cargo, el compañero Delbusto”. Se nombró a Valero como representante del CR en el Comité de Enlace entre el frente y la retaguardia. Se acordó habilitar una estancia en la Casa CNT-FAI a Barriobero, nombrado abogado de la Organización. Se levantó la reunión a las seis de la tarde.
Gerö (“Pedro”)[5] fechó el 22 de mayo de 1937 esta carta, escrita en Barcelona, que envió a sus “queridos amigos” de Moscú:
“¡Queridos amigos! Hace ya mucho tiempo que no os escribo, pues por una parte no he tenido ocasión de haceros llegar mi carta con seguridad, y, por otra parte, sé que estáis informados de la situación en Cataluña y el frente de Aragón por otras fuentes[6] que las mías. Sin embargo, considero que ahora se ha creado una nueva situación sobre la cual deseo informaros brevemente.
Sin duda ya sabéis que en Cataluña se ha operado durante estos diez meses de guerra un desplazamiento muy considerable en la opinión de las masas obreras, campesinas y pequeño-burguesas. Un desplazamiento que ha tenido como consecuencia el enorme aumento de la influencia del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), el considerable desarrollo de la UGT, dirigida por el partido, una cierta recuperación de la influencia de la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), el partido de Companys, y el aislamiento casi completo de los anarquistas en el campo con una disminución muy importante de la influencia del anarquismo y del anarcosindicalismo (CNT y FAI) entre la clase obrera y las clases medias. Este desplazamiento de las masas del sector anarquista, en primer lugar hacia nosotros y, en parte, hacia los grupos y organizaciones campesinas y pequeño-burguesas-republicanas se explica esencialmente por el hecho de que nuestro Partido ha situado en el primer plano de sus preocupaciones y de las del gobierno los problemas de la guerra, subordinándolo todo a este objetivo, mientras que los hombres de la CNT, de la FAI y de las Juventudes Libertarias han puesto (con mayor o menor diferencia, según las distintas tendencias) en el primer plano de sus preocupaciones lo que ellos llaman «la Revolución»[7], es decir, la sindicalización de la industria, del transporte, del comercio, y de la tierra, utilizando a menudo la violencia, las represiones sangrientas, asesinatos de obreros, campesinos, y pequeño burgueses, para imponer su línea política y su voluntad. En muchos lugares el movimiento anarquista ha degenerado en bandidismo y ha dado ocasión a la floración de una corrupción y descomposición moral difícilmente superables. Las patrullas de control, fuerza armada de varios millares de hombres[8], creada al principio de la guerra para combatir la contrarrevolución, se ha transformado poco a poco, bajo la dirección de los anarquistas[9], en una verdadera plaga de la población antifascista, y se ha hecho más odiada que la antigua Guardia Civil[10], tan detestada.
Naturalmente la CNT y la FAI, aunque perdida gran parte de su influencia, han mantenido su posición predominante en el país, pues han tenido y tienen todavía un armamento muy superior al del PSUC y la UGT […]. Y manteniendo en sus manos estas posiciones, los hombres de la CNT y de la FAI (unos inconscientemente y otros conscientemente) han saboteado sistemáticamente la creación del ejército en Cataluña, la actividad en el frente de Aragón y el desarrollo de las industrias de guerra. ¡Aún más!, una parte de esos hombres ha utilizado las facultades que les daban sus posiciones en el aparato de Estado para acumular material de guerra en la retaguardia para preparar y desencadenar la guerra civil en el interior del país.
El «putsch» de los días 3, 4, 5 y 6 de mayo [de 1937] había sido preparado, sin duda, desde hacía mucho tiempo. Se lo habíamos señalado a los amigos de Valencia varias veces. La última en mi carta del 30-4-1937 (cuatro días antes del «putsch»). El partido no había sido sorprendido por los acontecimientos, y pese a que su organización de autodefensa no fue perfecta, fue la única organización que no sólo hizo frente de forma decisiva al «putsch», sino que ayudó considerablemente a la fuerza pública republicana (entregando a la policía y a los carabineros cinco ametralladoras, doscientos cincuenta fusiles y municiones) y ha cooperado prácticamente con ésta para dominar el levantamiento contrarrevolucionario.
El «putsch» no era más que la tentativa por parte de los elementos más irresponsables de la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias de «corregir» mediante la violencia una situación convertida en desfavorable para ellos, a consecuencia de su política, como ya he explicado más arriba. Los comités de Cataluña de la CNT y de la FAI no eran favorables al «putsch», pero para no perder la dirección de sus organizaciones, no se pronunciaron públicamente en contra. Sólo después de la primera jornada de lucha, se dirigieron a sus partidarios pidiéndoles «cesar el fuego y permanecer en las posiciones ocupadas». Los verdaderos organizadores del «putsch» fueron los «Comités de Defensa» de la FAI y sobre todo el «Comité de Defensa del Centro» (Barcelona), que reunió 52 grupos anarquistas. Este «Comité de Defensa del Centro» estaba dirigido de hecho por la asociación de «Los Amigos de Durruti» y este último está estrechamente vinculado[11] a los trotskistas del POUM[12]. Los trotskistas[13] han jugado un papel decisivo en el «putsch», no desde el punto de vista cuantitativo de su aportación en hombres y en armamento (a pesar de que estaban bien armados), sino como instigadores y como suministradores de la «plataforma» del «putsch». Los anarquistas, los propios Comités de Defensa, nunca habrían podido encontrar una plataforma apta para arrastrar algunos millares de hombres en un levantamiento armado. Esta plataforma dada por los trotskistas decía: «La Revolución se encuentra en peligro. Si esperamos más, será ya demasiado tarde, pues si la contrarrevolución llega al poder, esto significará un compromiso con los fascistas del interior. Por esto hay que prevenir antes de que sea demasiado tarde». Además de esto los trotskistas (que también han sufrido una enorme pérdida de su influencia, como los anarquistas, durante estos últimos meses) han hecho un trabajo de provocación directa, sobre todo entre las Juventudes Libertarias y en la Agrupación de «Los Amigos de Durruti».
Ya he dicho más arriba, que el «putsch» había sido preparado con mucha antelación[14]. Eso está probado, además de las informaciones particulares que poseemos, por los siguientes hechos: a) acumulación de un enorme material de guerra en manos de los grupos anarquistas; b) una «ensayo general» de movilización que han realizado los Comités de Defensa en todo el país una semana antes del «putsch»; c) la rapidez con la que han sido movilizadas las fuerzas anarquistas y poumistas el 3 de mayo (al inicio del «putsch»); d) la existencia de un Plan de movilización y de operaciones (plan que existía sobre todo en el papel); e) las declaraciones y alusiones hechas por diferentes elementos anarquistas, antes del «putsch», referentes a su preparación.
El armamento del que disponían los golpistas ya antes, aumentó considerablemente por el hecho de que los dirigentes de la CNT y de la FAI, que tenían puestos de responsabilidad en el aparato militar, o dejaron tomar, unos; o incluso otros lo entregaron directamente, el material de guerra a los insurgentes. Así fue como los sublevados pudieron utilizar trece coches blindados armados con ametralladoras y dos baterías de cañones, además de una gran cantidad de otro material. Es difícil tener una idea más o menos clara sobre el armamento que poseían (y todavía poseen) los elementos golpistas. Apreciamos, con los camaradas de aquí, que poseen en toda Cataluña (sin contar Aragón y el frente) de veinticinco mil a treinta mil fusiles, trescientas o cuatrocientas ametralladoras pesadas, varios centenares de fusiles ametralladores, bombas y granadas de mano en cantidad ilimitada, algunas docenas de morteros de trinchera y naturalmente muchos millares de pistolas automáticas y semiautomáticas. Así y todo, no utilizaron todo este armamento, ya que por un lado el «putsch» no tuvo un auténtico carácter nacional y se había circunscrito sobre todo a Barcelona y algunos otros lugares, y por otra parte no tuvieron suficientes hombres para manipular las armas acumuladas. Esto puede parecer paradójico, pero es un hecho, que tuvieron una verdadera «inflación» de armamento. En el «putsch» de Barcelona han intervenido en la calle de tres mil a cuatro mil hombres armados, y quizás la misma cantidad permaneció armada en los locales de las organizaciones[15]. Así podemos decir que disponían, en total en Barcelona, de seis mil a siete mil hombres armados, incluidas las Patrullas de Control. La táctica empleada era la rápida construcción de barricadas, pero salvo algunas excepciones, no se lanzaron al ataque directo de los objetivos. En lugar de eso dispararon desde los edificios y las barricadas una enorme cantidad de disparos de fusil y de ametralladoras contra las posiciones del gobierno, del PSUC, de la UGT y de los partidos y organizaciones republicanas. Las fuerzas del gobierno, sobre todo los guardias de asalto, lucharon bien en general. Donde se produjeron deserciones fue sobre todo entre las fuerzas de la Guardia Nacional Republicana (antigua Guardia Civil), en las que los anarquistas habían hecho un sistemático trabajo de descomposición. El Gobierno dispuso de dos mil guardias de asalto y de tres mil Guardias Nacionales.
Durante el «putsch» hubo un gran peligro de dislocación del Frente de Aragón, tanto más cuanto que ciertos elementos dirigentes del «putsch» intentaron hacer venir fuerzas del frente. Esto se pudo evitar porque una parte de los dirigentes anarquistas en el aparato de guerra hizo un verdadero esfuerzo para evitar que se enviaran refuerzos del frente a los golpistas de Barcelona[16].
El «putsch» fracasó, pues las masas no apoyaron a los insurrectos, ya que utilizaron una táctica esencialmente defensiva, puesto que no había una unidad de puntos de vista entre los diferentes elementos de dirigentes de la CNT-FAI (unos a favor y los otros en contra, frenándolo por todos los medios a su disposición), pues el movimiento no tuvo un verdadero carácter nacional, ya que el Gobierno junto con el partido y otras organizaciones antifascistas se enfrentó al movimiento. El número de muertos sobrepasa ampliamente el de mil, y el de heridos sin duda supera el de dos mil.
La situación tras el fracaso del «putsch» ha mejorado, pero el peligro de perturbación continúa, porque los elementos y organizaciones que han participado en el «putsch» (grupos anarquistas y trotskistas) se han retirado «estratégicamente», es decir, con armas y bagajes, pues el desarme no se ha realizado, por culpa del Gobierno de Largo Caballero y porque el nuevo gobierno[17] aún no ha hecho nada en este terreno. Los trotskistas del POUM continúan existiendo como organización legal (al tiempo que realizan un trabajo clandestino) y hasta ahora a pesar de todos los esfuerzos del partido, ni el Gobierno de Cataluña, ni el de Valencia, han tomado ninguna medida sería contra el POUM. Sin embargo, es la primera vez que el papel de agentes del fascismo jugado por los trotskistas[18] se ha visto claro para amplias masas de diferentes tendencias. Creo que a pesar de todo ahora conseguiremos obtener serias medidas y eliminar así en gran parte una de las mayores dificultades en la organización de la guerra y en la vía de la unidad de acción con la CNT[19]. <https://serhistorico.net/wp-content...>
Desde el punto de vista de la guerra, que es el esencial, me parece que pese a las enormes dificultades que aún nos esperan, Cataluña está entrando en una nueva etapa (pues hasta ahora, como bien sabéis, Cataluña no ha hecho la guerra, sino algo parecido a la guerra). Una vez eliminados los anarquistas de los puestos decisivos del aparato militar, como es el caso actualmente de Cataluña, (todavía no en el frente de Aragón), los enormes recursos de Cataluña que aún no han sido casi utilizados, podrán jugar un papel enorme para cambiar la situación en los frentes de batalla. Sin embargo, todavía existen enormes dificultades para vencer, sobre todo en el frente de Aragón, donde los anarquistas aún tienen la mayoría de las fuerzas, y en las industrias de guerra, donde no tienen la mayoría, pero donde conservan los dispositivos de mando principales.
La última crisis de Valencia ha tenido aquí repercusiones considerables y ha determinado algunas vacilaciones en el partido, por parte de antiguos elementos, partidarios de Largo Caballero y adversarios de Prieto, es decir, de los antiguos socialistas de izquierda. Me parece que el partido superará estas dificultades sin ninguna ruptura seria. Los inconvenientes pueden ser mayores en la UGT, pero tampoco creo que lleguen a ser nada serio, por lo menos en lo que concierne a Cataluña. Los anarquistas, naturalmente, quieren sacar partido del asunto, lanzando como consigna central el lema: «Alianza CNT-UGT», intentando dirigir esta consigna contra el frente popular, contra el PCE, contra el PSUC y contra el gobierno.
Nuestro partido y la UGT de Cataluña continúan la política de frente único con la CNT y justamente hoy la UGT de Cataluña (Comité de Cataluña de la UGT) ha hecho una propuesta concreta al Comité de Cataluña [de la CNT] con tal de llegar a un acuerdo. Esta propuesta es una plataforma concreta para intensificar la producción de guerra, para adaptar los salarios a las necesidades de esta intensificación, para ayudar al gobierno en la realización de medidas militares y de orden público, para asegurar la verdadera libertad sindical y para luchar unidos contra las provocaciones trotskistas y fascistas, así como contra quienes se llama aquí «incontrolados»[20].
El partido se desarrolla rápidamente, pero naturalmente, tiene aún enormes debilidades, de arriba abajo. No puedo daros una cifra exacta de los efectivos del partido. El número de carnés extendidos por el Comité Central desde el primero de enero a las organizaciones es de sesenta y tres mil. Ello puede daros una idea del enorme crecimiento del partido. Las relaciones con el PCE han mejorado considerablemente, pero aún son algo unilaterales, es decir, la iniciativa viene casi siempre por parte del CC del PSUC. En todo caso la mejora de las relaciones y la colaboración cada vez más estrecha entre los dos partidos ya ha dado resultados muy apreciables.
Esta es, a grandes líneas, la situación tal como aquí se presenta. Sólo quisiera añadir que aquí, en Cataluña, se plantea al partido la cuestión de la transformación del actual gobierno provisional en un gobierno estable y definitivo. El partido considera que es necesario que esta transformación sea utilizada para que el partido esté directamente representado en el gobierno de Cataluña (y no sólo indirectamente a través de la UGT, como sucede actualmente), concesión que se había hecho a los anarquistas para obtener la eliminación del POUM del gobierno[21].
Salud. Pedro. Barcelona, 22-5-1937”.
El viernes, 28 de mayo de 1937, se publicó en la portada de la “Soli” una nota[22] de expulsión de Los Amigos de Durruti, que “daba cumplimiento al acuerdo recaído en el Pleno Regional de Locales y Comarcales celebrado en Barcelona el día 22 de los corrientes sobre el comportamiento de los componentes de la entidad denominada Los Amigos de Durruti, quienes en diferentes manifiestos hechos públicos los días 4 y 5 de mayo y otro posterior a ambas fechas[23], así como en su periódico El Amigo del Pueblo, de fecha 20 de los corrientes[24], reitera gravísimas calumnias contra el Comité Regional de la CNT y contra algunos militantes de ambas organizaciones (confederal y específica), y habiendo finido en más del doble el plazo dado por el mencionado Pleno Regional de Locales y Comarcales para que presentasen las pruebas acusatorias pertinentes, y como éstas no han sido presentadas a pesar de todos los requerimientos,
COMUNICAMOS a las dos organizaciones, confederal y anarquista, que deben proceder a la expulsión del seno de las mismas a todos los pertenecientes a dicha entidad “Los Amigos de Durruti” que no hagan públicamente manifestaciones en contra de la posición mantenida por dicha agrupación.
Asimismo, hacemos saber que esta misma agrupación, ni ninguna otra al margen de nuestros organismos, está autorizada para emplear en su documentación, privada o pública, los anagramas de la CONFEDERACIÓN NACIONAL DEL TRABAJO y de la FEDERACIÓN ANARQUISTA IBÉRICA (CNT-FAI).
El Comité Regional de la CNT. El Comité Regional de la FAI. La Federación Local de Sindicatos únicos de Barcelona”.
Pese a la contundencia de la nota de los comités superiores, la expulsión de cualquier militante debía ser refrendada necesariamente en la asamblea de su sindicato, y eso no se consiguió nunca. Por lo tanto, la nota publicada en la “Soli” sólo podía considerarse como una recomendación. Ningún sindicato exigió, a nadie, que hiciese una manifestación pública contraria a la Agrupación. Sin embargo, Santana Calero sí que fue sometido a una especie de inquisitorial “juicio de honor” por la FIJL.
Se celebró una reunión de los comités superiores[25] extraordinariamente interesante, porque reflejaba el malestar y rechazo por parte de la militancia de base de la actuación de los comités superiores durante las Jornadas de Mayo. Se respiraba un clima de inminente escisión. Casi todos los que ejercían cargos de responsabilidad querían dimitir, porque no resistían los constantes insultos y las peticiones de cese que les hacía la militancia cenetista.
Inició la reunión Dionisio Eroles[26], como secretario del Comité Regional (CR) de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña (CRTC), declarando: “No quiero continuar más aquí. Esperaba este Pleno de Comités, para presentaros definitivamente mi dimisión irrevocable. Según tengo entendido una reunión de Comités me nombró; pues a una reunión de Comités presento mi dimisión”.
Le respondió Pérez[27] (FAI) diciéndole “el problema no es sólo tuyo, es de todos los comités. La Local, por los mismos motivos que tú alegas, presentaron la dimisión global, que fue aceptada. Las censuras hacia los Comités son para todos igual. El ambiente hostil hacia nosotros va haciendo ambiente por doquier, y por lo tanto sería cuestión de que todos, globalmente la presentáramos”.
La Federación Local de Sindicatos, mencionada por Pérez, matizó que su dimisión había sido presentada con carácter “irrevocable”, y que “por esto fue aceptada”. Anunció que ya se estaban nombrando los nuevos cargos, pero advirtió sobre la necesidad “de reflexionar antes de dejar nuestros puestos, porque probablemente mañana se provocará la crisis de la Generalidad”, y ante tal posibilidad debían obrar con cautela. Se daban razones de oportunismo político externo para una crisis interna.
Ara presentó su dimisión del sindicato que presidía por sus constantes desacuerdos con el Comité Regional. Rillo manifestó que tal dimisión le parecía improcedente, porque “la dimisión se debe presentar cuando las cosas vayan bien”. Pujol protestó que se hubiera presentado una dimisión global, que individualmente no aceptaba, mientras contase con el apoyo y confianza de su Sindicato: “En este Comité, como en todas partes, hay tendencias moderadas y otras extremistas, o sea derechas e izquierdas, yo, como sabéis, siempre he tendido más por la izquierda; por lo tanto, sin rehusar mi responsabilidad, que me cabe, no por eso estoy conforme con la dimisión. Mi Sindicato por dos veces me ha vuelto a dar la confianza para que yo esté aquí en este Comité como delegado suyo, por lo tanto, yo no presento mi dimisión voluntaria. Si el Sindicato, o la Organización, [quieren] sacarme de aquí, conforme y disciplinado, pero si no es así, no”.
Eroles, ante el cariz que estaba tomando la reunión, y para evitar la previsible cascada de dimisiones, intervino de nuevo: “Yo, todavía no he acabado de explicarme. No quisiera que los compañeros presentaran por mi culpa su dimisión, solidarizándose [con] mi acción. Interinamente se podría nombrar un nuevo Secretario, aunque fuera interino, o si no delegar toda responsabilidad al que es hoy Vicesecretario”. Aguilar atribuyó el malestar existente a meros rumores, que “poco trascienden fuera de la Organización”, que deberían desmentirse en un Pleno en el que participara “la Organización en peso”. Padrol observó que cualquiera “que ha asistido a todos estos últimos Plenos, [puede] haber observado y constatado que no solamente las ofensas van dirigidas al compañero Eroles, sino que son para todos los Comités en pleno. El otro día se presentó la dimisión global de este Comité, y lo aprobamos”.
Xena, muy combativo y agresivo, hizo la defensa de los comités superiores frente a las críticas de la militancia de base: “Aparte de un sinfín de incidentes, los Plenos en sus acusaciones y epítetos, que nos han dirigido, han mostrado ser irresponsables, porque [pese a] todo el incomodo que parece ser que tienen por nuestra equivocada o acertada actuación, no han sido capaces de presentar un voto de censura”. Hábil orador, prosiguió su argumentación tocando ahora la fibra sentimental: “[Al] que quiere a la Organización le duele muchísimo todo lo que pasa”, para proponer un Pleno regional conjunto de la CNT y de la FAI que recabara un voto unánime de confianza de la militancia hacia los comités superiores: “y si esto no se consigue nos marchamos todos en general y aquí se acabó”. La frase era lo bastante ambigua como para preguntarse qué se acababa: ¿la CNT, los comités superiores, o los ataques e insultos contra éstos? Se dirigió Xena directamente, y un tanto teatral, a Eroles, para decirle: “Y en cuanto a ti, secretario, al nombrarte fue porque te queremos, y si se hizo tu nombramiento de una forma anormal, fue debido a las circunstancias que aquel entonces atravesábamos”, y que en todo caso ese Pleno Regional conjunto decidiría el nombre del nuevo secretario regional de la CRTC.
Eroles “que viene ahora mismo del teléfono, nos informa que Laborda, desde Valencia, le ha telefoneado diciendo: “Que la Confederación Regional del Trabajo, está autorizada para poner todas las conferencias que sean necesarias”[28]. Y que el general de Orden Público ha ordenado: Que cese la persecución contra los Sindicatos y demás centros de la Organización. Que lo de Juanel y Clará se ha resuelto con gran éxito”.
La Federación Local se quejó, como ya habían hecho otros, de que el “ambiente de la calle va contra todos los comités; y que éstos […] no podrán obrar sin autoridad, porque […] las primeras palabras que nos suenan a nuestros oídos son de “bomberos”, “vendidos”, vosotros fuisteis los que dijisteis: “¡Alto el fuego!”.”
Eroles comentó un artículo, publicado “ayer por la noche” en El Noticiero en el que se confesaba que ERC se proponía desplazar a la CNT del gobierno de la Generalidad “y empezar la persecución de los elementos de la misma”, consiguiendo la adhesión de UGT y POUM. Para conjurar tal peligro Eroles propuso una reunión del Comité de comités, aunque diciéndolo de otra forma: “hacer una reunión de los Comités, de los compañeros que ostentan cargo, de los compañeros de mayor responsabilidad”.
Vicente Pérez “Combina”, aduciendo que cada cual tenía su fuente de información, dijo que había una perspectiva de desembarco que, unida a los partidos contrarrevolucionarios, podían obligarles a aceptar un armisticio. Preguntó Combina al CR qué había de cierto en las disensiones de la UGT con los comunistas, en Madrid y en Castellón, y qué orientación estaba tomando la UGT de Largo Caballero, “que viene a ser el Lenin de Cataluña”. Eroles le respondió que sobre todas estas cuestiones tendrían información al día siguiente, gracias a la llegada de una delegación procedente de Madrid. Combina informó de la petición de la Minoría de regidores cenetistas en el Ayuntamiento de Barcelona para radiar un programa.
Se acordó un orden del día para la celebración, al día siguiente, de un Pleno de comités regionales y se reiteró el envío de las invitaciones, mediante circular, acompañadas de los puntos de debate, entre los que destacaban el nombramiento de un secretario regional, aunque fuera interino; la actitud a seguir en la actual situación política y social; así como la nueva estructuración comarcal de la CNT.
Xena explicó qué era eso de “la estructuración orgánica de la CNT” con un ejemplo algo extravagante: “que todo cuerpo sin un esqueleto que lo sostenga se desmoronaría”, añadiendo que “a la CNT le es imprescindible una estructuración por comarcas”, que seguramente dejó perplejos a muchos que hasta entonces no habían oído hablar nunca de esa nueva estructura.
Eroles advirtió que “una de las cosas que no podremos decir en la circular es el asunto de las Patrullas, pero en el pleno ya les diremos que no ha habido más remedio que disolverlas, porque habíamos de acatar el Decreto”.
Tras un debate colectivo sobre la financiación de las escuelas racionalistas y el aumento de sueldo en Artes Gráficas, Xena planteó una cuestión burocrática sobre la capacidad del Delegado de Finanzas para firmar tal incremento de gastos, o si éste debería dar explicaciones detalladas del porqué de estos gastos, pidiendo la autorización del Comité de comités: “¿Hay que dar conocimiento al Comité de los Comités?”
Severino Campos y José Xena se enzarzaron en una espinosa polémica “sobre si había desaparecido el comité de comités, por un acuerdo de un Pleno de Comités; lo que levanta el justo incomodo del compañero Xena, el cual dice: “Que esa medida es arbitraria y que si se sigue con ese concepto él presenta la dimisión irrevocable del CR y de todos sus cargos. Alega, y con razón, que este Comité fue creado al calor de la lucha y en justa defensa de los intereses de la Organización. Hubo un Pleno Regional y lo aprobó”.”
Eroles, como secretario, “para cortar el debate y suavizar las asperezas de los contendientes dijo: “otro día lo volveremos a plantear de nuevo, y discutiremos sobre el asunto para ver si ha de persistir la disolución del mismo o su revalorización, ya que por lo que se ve, este Comité representa tres Defensas Nacionales”.”
La trifulca, en junio de 1937, sobre la vigencia o disolución de ese Comité de comités no hace sino reafirmarnos su existencia en julio de 1936: “creado al calor de la lucha”. El enfrentamiento entre Severino Campos, que defiende que ya había sido disuelto, y Xena, que sostiene su permanencia y vigencia actuales, se debía a que era un organismo de carácter excepcional, centralista, elitista y autoritario, más propio de un partido leninista que de una organización sindical como la CNT, o de una organización libertaria como la FAI. Para Campos la excepcionalidad, que lo había justificado, ya había pasado; para Xena el Comité de comités seguía siendo útil. La polémica entre Severino Campos y José Xena se producía en un momento muy crítico para los comités superiores, en el que éstos eran menospreciados e insultados por la militancia de base, por su actuación contrarrevolucionaria durante las Jornadas de Mayo. De ahí la virulencia de la refriega, entre ambos, respecto a la vigencia o disolución del Comité de comités, pese a que había sido citado en diversas reuniones desde el 24 de mayo. Severino Campos patrocinaba, aquí, cierta fidelidad a los principios; mientras Xena se alzaba como campeón de la preponderancia de los comités superiores y de su papel dirigente sobre la militancia de base.
Después se trataron diversos asuntos menores.
Asens informó sobre el desarrollo de la disolución de las Patrullas de Control, explicando que “como no todos los compañeros pertenecientes a las mismas eran conscientes, han hecho al abandonar los locales una infinidad de barbaridades, no llegándose a llevar las paredes porque no han podido. En algunos lugares donde ha habido cantidades [de dinero] se las han repartido a su antojo, y en fin para qué hablar, hay tantas y tantas cosas que decir que vale más callar. Todas las secciones menos la onceava[29], han entregado las llaves. Se ha levantado acta[30] de todo”. Después de unas breves intervenciones se levantó la sesión a las nueve y media de la noche.
Estas exageraciones del informe de Asens, Jefe de las Patrullas de Control, en Barcelona, nos indican claramente la existencia de un abismo emocional del máximo responsable respecto a los patrulleros de sección, que lógicamente eran contrarios a la disolución de las Patrullas, no sólo por motivos políticos, en algún caso; sino además, y sobre todo, por causas tan prosaicas como la pérdida de su trabajo, o la absoluta indefensión frente a posibles represalias, y que quizás demostraron, a veces, su evidente descontento. Lo que destaca, sin embargo, en esta intervención de Asens no es lo que dice, sino la ausencia de un análisis del importante significado político de la disolución de las Patrullas de Control, que suponía un paso importante en el desarme de los cenetistas en la retaguardia, y muy concretamente en la ciudad de Barcelona. Ahora sólo las secciones de defensa de los comités revolucionarios de barrio permanecían armadas.
El Pleno Extraordinario de la AIT se reunió en París del 11 al 13 de junio de 1937. Helmut Rüdiger (HR) había preparado unos materiales para ese Pleno[31]y, por el contrario, Besnard no había preparado ningún informe que presentar.
La delegación española estaba formada por David Antona y Facundo Roca[32], que decidieron plantear al Pleno una pregunta previa, al margen del mandato recibido, que decía así: “¿El Pleno de la AIT reunido, se identifica y solidariza con la actuación y trayectoria que ha seguido y sigue la CNT y el anarquismo español, en su lucha contra el fascismo?”[33] <https://serhistorico.net/wp-content...> Shapiro
Shapiro, delegado de la CGT-SR, respondió que: “no podía discutirse, ya que ello significaría poner en tela de juicio los Estatutos y principios de la AIT”.
La delegación española planteó que sólo debían votar las organizaciones realmente existentes, pero el Pleno determinó que todas las delegaciones tenían voz y voto. La CNT planteó el traslado de la sede de la AIT a España, a lo que se le contestó que eso era competencia de un Congreso de la AIT.
Tras escuchar los informes de la AIT, de la delegación de la CNT y las explicaciones y avisos de las distintas Centrales Sindicales nacionales, protagonizados por la situación española y sus consecuencias, el Pleno aprobó una resolución[34] que constataba: Que los recientes sucesos de Barcelona (las llamadas Jornadas de Mayo) tenían como objetivo destacado desplazar a la CNT del control de las empresas y de las fronteras; echarla de sus cargos y de sus locales; exterminar a sus militantes y estrangular la revolución. Que esta acción concertada entre los gobiernos de Valencia y Barcelona, en los que participaba la CNT, formaba parte de un plan concebido por los partidos políticos, inspirados por el PCE, mero ejecutor del Gobierno soviético. Que este plan tenía un carácter internacional de sumisión a los intereses imperialistas, que se plasmaba en la política de no intervención. Que la mediación, tendente a restaurar una República parlamentaria y democrática, que integrase ambos bandos, se consideraba ampliamente superada por los hechos bélicos.
El Pleno declaraba[35], en consecuencia, que La guerra, desatada por una contrarrevolución, debía tomar un carácter de liberación total del proletariado español, que solo podía ser revolucionaria. La salud de la revolución debía ser la preocupación principal de la CNT. Era indispensable el fomento de la solidaridad internacional con la CNT. La dirección de la guerra revolucionaria y la transformación social por parte de la CNT debería excluir su participación y colaboración con los gobiernos de Valencia o Barcelona. Se consideraba indispensable “la retirada oficial de la CNT del frente antifascista”.
Se concluía, “sin querer imponer a la CNT una línea de conducta”, que en estos momentos podría parecerle inaceptable; que “el Pleno Extraordinario está convencido de que la CNT permanecerá fiel a los principios y a la doctrina enunciados por la AIT”.
La AIT, por su parte, se comprometía a volcarse plenamente en el apoyo a la CNT y la preparación en todos los países de huelgas generales en solidaridad con la Revolución española.
Sin embargo, más allá de unos bellos deseos beatíficos e ilusorios, en ese Pleno Extraordinario se dibujaron claramente dos posiciones fuertemente encontradas: de una parte, el deseo de las distintas secciones de la AIT de hallar un terreno común de acuerdo y debate con la CNT; por otra parte, la CNT seguía estando convencida que su política de unidad antifascista era justa, necesaria e irrenunciable.
Las decisiones del Pleno desembocaron en un sinfín de discusiones sin fin. La amenaza a la unidad y el futuro del anarcosindicalismo era una patente realidad.
Helmut Rüdiger, que no pudo asistir a este Pleno extraordinario porque le fue inaccesible obtener un pasaporte, envió una nota, quejándose del continuo sabotaje a su labor por parte de Agustín Souchy y Martín Gudell. Preveía la imposibilidad de permanecer en Barcelona y proyectaba su traslado a París. <https://serhistorico.net/wp-content...> Rüdiger
A continuación, se realizó una exhaustiva y panorámica exposición de la situación existente en multitud de países, desde Alemania a Japón y desde Italia a Chile o Estados Unidos. En muchos de esos países la organización había sido destruida o estaba en unos precarios inicios.
Temas candentes y preocupantes, que suscitaban animosidad y encontronazos, eran el boicot preparado por algunos sectores ácratas franceses al mitin del Velódromo de Invierno, en el que se esperaba la participación de García Oliver y Federica Montseny, que eran fuertemente criticados.
Otro problema hiriente e insoluble era la creación por parte de la CNT de la SIA, organización de ayuda, solidaridad y recaudación de fondos creada al margen de la AIT.
No contribuía al apaciguamiento de los ánimos y discusiones, sino todo lo contrario, la amenaza de la CNT de abandonar la AIT para crear una nueva Internacional, como única salida a no tener que enfrentarse a las ácidas y constantes críticas de diversas secciones de la AIT, especialmente de la CGT-SR, de Besnard y de Shapiro.
Inmediatamente después del cierre del Pleno Extraordinario, las acciones de los distinta actores no hicieron más que incendiar el escenario. La CNT dio orden de que todas las recaudaciones en favor de la Guerra de España se dirigieran a Galve, es decir, a la SIA y que dejaran de enviarse a Ganin, esto es, a la Organización de Ayuda a la Revolución española, controlada por la AIT[36].
Besnard, por su parte, distribuyó a todas las secciones, exceptuando a la española, la circular número 13[37], en la que planteaba un cuestionario de 5 preguntas: ¿El secretariado de la AIT debe remitir al delegado de la CNT las sumas recibidas en el fondo internacional, aunque los actuales dirigentes no respondan a los comunicados de la AIT, o si optan por retirarse de la AIT? ¿En caso de abandono de la AIT debe exigirse a la CNT el pago de las cotizaciones no pagadas de 1936 y 1937? ¿El secretariado de la AIT debe apoyar a la oposición interna de la CNT, susceptible de modificar la actual orientación de esa central y de confirmar la adhesión de la CNT a la AIT? ¿Si la CNT abandona la AIT y esa oposición acepta “las doctrinas, principios y decisiones de la AIT, de sus Congresos y de sus Plenos”, debería cedérseles esos fondos internacionales recaudados por la AIT? Si, finalmente, no hay respuesta de las distintas secciones a las preguntas planteadas, o la CNT sigue sin responder a las notificaciones y comunicaciones de la AIT, ¿debe convocarse un Congreso Extraordinario?
El 18 de junio se convocó un mitin en el Velódromo de Invierno de París, organizado por la UA, en el que hablaron, entre otros, Juan García Oliver y Federica Montseny. El presidente del acto anunció provocativamente que se temía que el mitin sería saboteado por fascistas, calificando de tales a los militantes de la FAF que se habían propuesto protestar y manifestar su indignación.
A la entrada del mitin se distribuyó un manifiesto[38], redactado y firmado por Union Communiste (grupo marxista liderado por Chazé) en el que se criticaba duramente a ambos oradores españoles. También se distribuyó Le Combat Syndicaliste, órgano de la CGT-SR, que publicaba una breve nota: “Numerosos grupos anarquistas de la región parisina, nos ruegan hagamos saber que tienen la intención de aportar su punto de vista al acto”. Y así fue. Los militantes anarquistas de la FAF, en cuanto tomó la palabra Juan García Oliver, empezaron a silbar, insultar y regañar al orador. Algunas voces gritaron “¡Asesino, asesino!”. Y saltó una pregunta acusadora: “¿Y Camilo Berneri?”. El incidente, muy violento, con numerosos golpes y empujones, duró más de media hora. García Oliver se enfrentó a la bronca con un cambio de idioma; habló durante hora y media, en español, a un público parisino que no le entendía, de tal modo que al poco rato los asistentes se desentendieron y organizaron corrillos para charlar entre ellos. El discurso de Federica Montseny no supo cambiar la atmósfera de hostilidad, rebelión y desilusión, de modo que se acabó el acto antes de que la oradora lo hiciera en una sala desierta[39].
El 3 de julio se reunieron en la Casa CNT-FAI, militantes de la CNT y de la FAI[40], que tenían por objetivo conseguir el “compromiso” de todos aquellos que ostentaban cargos de responsabilidad, tanto en la Región como en los Sindicatos, de seguir ejerciéndolos, sin presentar la dimisión generalizada ante las presiones existentes en la base, disconformes con el alto al fuego de mayo y con la constante dejación de principios de los comités superiores.
Acordaron plantear a nivel nacional los problemas que atenazaban al movimiento libertario, “a fin de fijar, de manera clara y terminante, la posición política y la línea directiva de nuestras actividades”. Se comprometían además a “impulsar el movimiento libertario por cauces serios y constructivos, en relación permanente con los Comités responsables, cumplimentando y acatando los acuerdos tomados por la Organización en sus Plenos”. Se trataba de convertir el movimiento libertario en un movimiento político disciplinado, homogéneo y sumiso a sus comités superiores, evitando que fuera destruido o “rebasado por la actividad política de otros sectores que actúan desprovistos de la rémora que representa en la CNT y la FAI, tácticas y métodos que han de superarse en este período revolucionario”.
Una permanente táctica de claudicación gubernamental y de dejación de principios, tanto de la CNT como de la FAI, debía desembocar inevitablemente en un cambio de la estructura organizativa y de objetivos de ambas organizaciones. La FAI debía convertirse en un partido antifascista más, como el PSUC o ERC. La CNT debía convertirse en un sindicato más, como la UGT. Era necesario desembarazarse, para siempre, de viejas “rémoras” asamblearias y obreristas, era preciso abandonar cualquier objetivo revolucionario y someterse, disciplinadamente, a las órdenes de los cargos responsables y de los comités superiores.
La FAI, pocos días después, abandonó oficialmente su tradicional organización en grupos de afinidad para adoptar una organización territorial. La CNT debía abandonar sus principios anarcosindicalistas para convertirse en un instrumento gubernamental de militarización del trabajo y de la producción.
El domingo 11 de julio de 1937, Jacobo Prince escribió una carta[41] a sus compañeros de la FACA, en Argentina, en la que les explicaba las dificultades para recibir el correo y las provisiones vía Perpiñán, a causa de las crecientes dificultades y registros en la frontera, facilitando diversas direcciones en Francia, que sirvieran de buzón. Del mismo modo se interesaba por las cartas enviadas, también vía francesa, a diversas direcciones en Argentina, con objeto de burlar la censura española y argentina.
Respecto a las cuestiones internas, relacionaba directamente la exclusión de la CNT del gobierno con el incremento de las dificultades y problemas en el seno de la Organización CNT-FAI, a causa del auge del “extremismo”: “en lugar de reconocer los errores de la falta de organicidad y disciplina, que habían dado armas al enemigo, se buscaba la causa de los males en el hecho de la colaboración y se concluía que había que abrirse de todo [dejarlo todo], incluso de la guerra y volver a la vieja actuación”.
Sus impresiones sobre los Plenos Locales de Grupos Anarquistas de Barcelona no podían ser más desfavorables: “resulta que los Plenos Locales, que se hacen muy seguido, son la más grande calamidad del universo, en parte por culpa de los compañeros sensatos, que asqueados, no concurren o no se atreven a ponerse contra la corriente. Es así que, juzgando por Barcelona, llegamos a temer una actitud catastrófica que podía, entre otras cosas, producir una separación entre la FAI y la CNT. Calculad lo que esto significaría y lo que representa plantearse semejante problema después de la caída de Bilbao y cuando todo toma mal cariz para la guerra. Hubo varios de esos plenos rompedores que terminan a las cuatro de la mañana y donde no se llega a ninguna conclusión práctica”.
Explicó que el Pleno Regional de Grupos Anarquistas de Cataluña, preparatorio y previo al Pleno Peninsular de la FAI, a celebrar el 4 de julio en Valencia, “se presentaba como una incógnita amenazadora, pues un poco del espíritu de Barcelona hay en toda la región”.
Ese Pleno, reunido del 1 al 4 de julio[42], que ocupó “una enormidad de horas que me impidió asistir a todas las reuniones, pues aparte de ser agotador, no podía abandonar el trabajo”, se inició en un ambiente “desastroso” , y tras muchas horas de discusión se nombró una Ponencia sobre la cuestión política, que elaboró “un dictamen brutal, donde se empezaba diciendo que la FAI era iconoclasta, que no era una organización de clase, etcétera y recomendaba retirarse de todas las instituciones oficiales, Un poco más y sería sabotear la guerra. Parecía que ése era el sentir de la mayoría y que se iba a aprobar. Pensábamos que se acababa la FAI en Cataluña, pues francamente daría vergüenza pertenecer a una institución [organización] que aceptaba eso”.
Pero el Pleno torció lo que ya parecía una decisión inevitable de ruptura con el colaboracionismo, gracias a “unos discursos formidables” de García Oliver y de Federica Montseny.
García Oliver, según Prince, fue “blanco de todos los demagogos”, pero “hay que recordar que fue el primero que propuso, antes de julio, la formación de milicias y casi lo expulsan, luego propuso la dictadura anarquista, después del movimiento, y tampoco se quiso”. Analizó García Oliver el proceso recorrido en los últimos meses “con toda crudeza”, denunciando la ignorancia e inutilidad de quienes querían volver atrás, diciendo que “no era tiempo de destruir frenos, sino de crearlos, pues sin ídolos no se arrastra a la multitud”. Su discursó causó gran impresión.
Federica Montseny “estuvo conceptual”, defendiendo la estrecha colaboración CNT-FAI.
Hasta los más exaltados se detuvieran ante la decisión de tomar una medida “que vaya contra los acuerdos de la CNT”. Muy pocos se mostraron dispuestos a una ruptura de la FAI con la CNT.
Finalmente, el Pleno Regional de Grupos anarquistas evitó “el ridículo” y se aprobó una estrecha colaboración de la FAI con la CNT.
Comunicó Prince la convocatoria de un congreso especial de los anarquistas, a propuesta de la Unión Anarquista[43], “donde la FAI diera una explicación sobre lo ocurrido en Mayo”. Esa conferencia se celebró el 13 de junio, contando con la presencia de la UA francesa, de grupos rusos, italianos, la FAF, grupos de Norteamérica y otros. La FACA estuvo representada por Jacobo Prince, mientras el grupo argentino Spartacus, que coincidía con la FACA en la defensa de la FAI, estuvo representada por Horacio Badaraco. La conferencia discutió el tema de la guerra y la colaboración con otros sectores, durante una tarde y una noche, “para no llegar a ningún acuerdo”.
La causa del desacuerdo se encontraba, para Prince, no en la dejación de principios, sino en el “abismo entre esos grupitos que no hacen ni pueden hacer nada práctico y el movimiento de aquí, que es algo vital”. Prince convertía en argumento a su favor el hecho de que la única organización con cierto peso, la UA, fuese precisamente la que defendía a la FAI, mientras que los grupitos que la criticaban, como la CGT-SR y la FAF, lo hacían por rivalidad con la UA y “merecen que los ahorquen”. <https://serhistorico.net/wp-content...> Xena (izquierda) y Eroles (centro)
Constataba el desinterés existente entre los españoles por el movimiento internacional y por el Congreso, cuya preparación fue rodando de mano en mano, “estando un tiempo a cargo del ilustre individualista y pederasta Hem Day, que ahora anda en Bélgica despotricando contra nosotros”. La propaganda a favor de la CNT-FAI en el extranjero era un desastre, y las conferencias internacionales que se celebraban eran una pérdida de tiempo. Se había llegado al punto en que era necesario pedirles “que no ataquen públicamente [a] nuestras organizaciones”, porque “en el mitin del 28 en París, donde fueron Federica y García Oliver, los de la FAF fueron a silbarlos”. <https://www.portaloaca.com/wp-conte...> Volin
El Pleno de la AIT, reunido en París los días 11 y 12 de junio, era calificado como “una milonga”. En ese pleno se tomaron “resoluciones bastante tontas” en las que se hacía “una especie de tirón de orejas a la CNT”, por parte de organizaciones “en su mayoría inexistentes”, como las de Bélgica, Polonia, Italia, Holanda y la propia CGT-SR”, que tenía un máximo de dos mil afiliados. Sólo la sueca SAC podía ser considerada como una organización seria. El representante chileno, era un “medio farsante”, llamado Félix López, “que hace turismo por aquí” al tiempo que hacía de corresponsal de un diario de Santiago. Shapiro, desde las páginas de Le Combat Syndicaliste, y Volin, desde Terre Libre, no cejaban en sus bárbaras críticas anticenetistas, mientras Pierre Besnard andaba “entre dos aguas”. En suma, que la AIT estaba podrida, y el CN de la CNT se planteaba “la posibilidad de abrirse y mandarlos de paseo”. La mayor dificultad estribaría en borrar toda esa enorme cantidad de letreros que rezaban CNT-AIT. Señalaba que “el alemán”, refiriéndose a Souchy, ya había iniciado un viaje para entablar relaciones con otras organizaciones sindicalistas o revolucionarias, con el objetivo de fundar una internacional adicta a la CNT que sustituyese a la AIT.
La CNT no estaba dispuesta a tolerar las críticas y reprimendas de la AIT, formada por organizaciones muy minoritarias, a excepción de la SAC sueca, sin influencia real en el movimiento obrero de sus propios países e incapaces de promover una solidaridad internacional masiva en favor de los anarcosindicalistas españoles. Existía además el peligro, que los comités superiores no iban a tolerar, de que esas críticas internacionales favoreciesen y dieran alas a la oposición revolucionaria interna, que se había manifestado en la Federación Local de Grupos Anarquistas de Barcelona, en las Juventudes Libertarias de Cataluña, en el Sindicato del Transporte de Barcelona y en la Agrupación de Los Amigos de Durruti.
Luego pasó Prince a informar sobre la represión en curso, matizando que la mayoría de presos lo eran, no por ser militantes cenetistas, sino por tenencia ilícita de armas[44] o por acusaciones “graves”. Denunciaba las constantes “razzias[45] de extranjeros” a los que se pedía papeles de los que la mayoría carecía: “Hay casos trágicos de gente que han estado en los frentes muchos meses y ahora están presos por indocumentados”. Señalaba el caso concreto y cercano del “pibe[46] Laina, desde fines de mayo”, detenido por portar una pistola, robada a un guardia, que él había obtenido de las Juventudes Libertarias, siendo detenido cuando fue a legalizarla sin conocer su procedencia.
Dijo que “la verdadera represión violenta” era la que se ejercía contra el POUM, con todos sus dirigentes detenidos, a los que se trataba de hundir, y que sufría la persecución de todos sus afiliados, “aunque se trate de milicianos que hayan llegado del frente”. Sentenciaba que “la consigna de Stalin se cumple implacablemente. Los han rodeado de un cerco de infamias, igual que en Rusia”.
Comunicó la llegada de Fenner Brockway, del Partido Laborista Independiente, para hacer gestiones en favor del POUM, y obtener “garantías para Nin y los otros”. La influencia del GPU sobre el gobierno era absoluta: “Parece que la consigna de los rusos no es de arremeter a fondo contra la CNT, por razones de alta política. Quién sabe hasta cuándo. Lo cierto es que el gobierno hace cuanto mandan ellos”.
Prince consideraba un error táctico que la CNT no hubiera entrado en el gobierno de la Generalidad, por la inclusión de un consejero sin cartera.
Explicó la polémica existente entre PSUC y Esquerra, y de cómo éstos se daban cuenta de que se les estaba minando el terreno, “pues en realidad los comunistas les están sacando gente”.
La carta de Prince terminaba con su negativa a los compañeros de la FACA, en Argentina, a responsabilizarse “ni del negocio de los libros, ni de nada semejante. No podemos responder de nosotros mismos, pues todo depende de las circunstancias”, que revelaba muy significativamente la suma precariedad en la que se desenvolvían los argentinos residentes en Barcelona, pese a los importantes cargos que ocupaban.
El 23 de julio de 1937, Pierre Besnard publicó una nota en Le Combat Syndicaliste en la que se comunicaba la decisión, tomada conjuntamente por la CGT-SR y la FAF, “organizaciones fundadoras del Comité Anarcosindicalista” para transformar a este último en “Comité de Ayu
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