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Elecciones porteñas 2: del catering a la calle

dilluns 19 de maig de 2025, per  Sergio Ciancaglini

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Ferro congregó a Es ahora Buenos Aires, el frente que logró el segundo lugar en las elecciones. Las voces y los silencios, las empanadas mordidas, los frutazos y lo que mostraban las pantallas. La diferencia de clima humano entre el adentro y el afuera. Esta crónica se complementa con los otros escenarios que muestra lavaca sobre este domingo de elecciones legislativas en las que el candidato del gobierno Manuel Adorni tuvo poco más del 30% de los votos, el opositor Leandro Santoro superó el 27, el PRO algo menos del 16%, y en el que el 47% de la gente no fue a votar. Misterios y certezas de un acto que no se hizo.

Por Lucas Pedulla

Foto de portada Edgardo Gómez/ Tiempo Argentino

Son las 17:06, faltan sólo cincuenta y cuatro minutos para el cierre de los comicios, y en la sala de prensa del búnker de Es Ahora Buenos Aires, en cuyas gráficas predomina un color verde flúor acorde al verde más oscuro del club Ferro Carril Oeste, en el barrio porteño de Caballito, la única información que circula –y circulará- es que el armador de la lista que encabeza Leandro Santoro, el presidente de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, será la voz oficial cuando aparezcan las primeras tendencias de los resultados, a las 19.15.

Falta mucho.

La decisión de muchos periodistas parece, entonces, prudente: cruzan la sala –una cancha de fútbol cinco– en dirección a la mesa de catering, donde hay jugo de naranja, café, peras, manzanas rojas, manzanas verdes, ciruelas, naranjas, mandarinas, budín de chocolate, budín de banana, medialunas de grasa, medialunas de manteca, y en un ratito llegará lo salado, anuncian los jóvenes contratados para el evento. Uno de ellos no es de CABA, sino de González Catán, y confiesa, por lo bajo, que le gusta Adorni: “Es algo distinto, al menos”, dice, mientras ofrece jugo en vaso de plástico o de vidrio, si es que se quedan en la mesa. Alrededor, algunos periodistas que se ven las caras todos los miércoles en la marcha de los jubilados se preguntan cómo están: “Qué lindo poder comer una medialuna y no correr por los gases”, dice uno, en toda una definición actual del oficio. https://lavaca.org/wp-content/uploa... <https://lavaca.org/wp-content/uploa...>

La mesa es precedida por una hilera de diez televisores RCA que sintonizan nueve canales –América, El 9, TV Pública, El Trece, LN+, Crónica, TN, A24 y C5N- expectantes de la definición, salvo Canal 26, que informa: “Di María confirmó su salida tras perder el campeonato a manos de Sporting”. Un colega dice que se les rompió el móvil.

En un lateral del búnker hay movimiento: personal de organización va y viene armando el escenario donde Santoro le hablará a la militancia. Una trabajadora de la empresa de seguridad invita a pasar al cronista de lavaca, que ve un microestadio vacío, a la espera de un gran acto. Uno de los que mira de reojo el armado es otro trabajador de seguridad, a quien tampoco le interesan mucho las elecciones porteñas porque es de Quilmes, sur conurbano: “Me parece que son todos lo mismo”, dice con desdén, pero destaca el trabajo de su intendencia que todas las semanas limpia el arroyo Las Piedras, aunque la gente siga tirando basura.

De vuelta a la cancha, la charla es con otro empleado de la empresa, que llegó a las 10 y al menos hasta la medianoche tiene que estar. Este varón sí es porteño, de Villa Luro, y dudaba entre “el Chino” (Alejandro Kim, de Principios y Valores, que sacó el 2,03% de los votos) o Santoro.

Pero votó por Santoro: “Más vale perro viejo conocido, a ver si podemos frenar al presidente”, dice y pregunta a la prensa si se sabe algo de los resultados. Por el búnker no circula mucha info, y a algunos periodistas se los ve fastidiosos porque los candidatos llegan por otro ingreso. En los pasillos, algunos organizadores comentan mensajes que le llegan. “Para mí esto es un frutazo –dice uno-, porque tengo a Santoro dos puntos arriba”. Otro le contesta: “Me llegó otra cosa, pero también sospecho: empate técnico con Adorni”.

A las 17.33 empiezan a probar los micrófonos. Las teles siguen mostrando sus títulos:C5N: “El peronismo va por el batacazo”. A24: “Elección local con impacto nacional”. Crónica: “Todos creen que pueden ganar”. Canal 26: “Según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, Racing es el mejor equipo del fútbol argentino”.

El tiempo pasa. El cierre de los comicios aumenta las ansiedades. “Somos los únicos que no tenemos algo para decir”, rezongan los periodistas que preguntan cuándo va a bajar alguien, mientras miran por los televisores a sus colegas hablando desde otros búnkers. Algunos mensajes empiezan a llegar. “En mi mesa de migrantes en Almagro ganó Adorni”, avisa una militante peronista. Otro mensaje sobre la baja participación: “Ninguna mesa llegó a 60 personas”. El dato se confirmaría: la participación (53,14%) fue la más baja en 28 años.

Son las 19.15, hora programada para que hable Olmos, y llegan los primeros resultados: Adorni arriba, segundo Santoro, tercero Lospennato. Al microestadio empieza a llegar la militancia.

Maia, 20 años, acepta hablar con lavaca, aunque reconoce que está “recaliente”, y explica por qué: “Pensé que nos iba a ir mejor. Que iba a ser al revés: primero nosotros con 30, segundo ellos con 27. Estuve fiscalizando todo el día”, dice y revolea los ojos. En su mesa hubo empate, pero en la escuela –en Parque Chacabuco– ganó Santoro. El barrio queda en la Comuna 7, donde Adorni terminó sacando apenas una leve ventaja. En tanto, la alianza Santoro, político que se asume alfonsinista, con el peronismo porteño, se impuso en seis comunas.

Maia sobre el tercer puesto de Lospenatto: “Es la muerte del PRO. Para mí les va a pasar lo mismo que le pasó al radicalismo en Juntos por el Cambio: el PRO va a terminar cooptado en La Libertad Avanza”. Le gustaba la composición de la lista de Es ahora Buenos Aires: un radical, la vicedecana de Medicina de la UBA (Claudia Negri), el titular de la Juventud Universitaria Peronista (Federico Mochi), una militante social (Mariana González), un militante de La Cámpora (Juan Pablo Modarelli), una sindicalista (Noemí Geminiani), otro militante territorial (Pitu Salvatierra), entre otros. Maia milita con Negri, en la organización 100 Barrios: “Es la única forma de ganar en la ciudad, con un peronismo más amplio. Siento que en la ciudad es la única forma de competir”, dice Maia y agradece la nota, aunque confiesa: “Me contuve”.

Son las 19.33 y hay movimiento. La prensa se acomoda. Casi veinte minutos después, el cronista del Canal de la Ciudad advierte “ahí vienen” y entran en escena no sólo Olmos, sino el propio Santoro con toda la tropa.

Habla Santoro: “Las urnas han expresado una decisión inapelable. En esta elección se ha cerrado un ciclo político que permitió que durante años las demandas históricas queden insatisfechas. Es necesario poner en contexto: el PRO ha dejado de representar a la mayoría de los porteños”. También dice que compitieron contra dos gobiernos –el nacional y el porteño– y celebra que, con estos resultados, se convirtieron en la primera minoría de la Legislatura, no sólo renovando las ocho bancas en juego, sino ganando dos nuevas.

No hay lugar a preguntas y todos se retiran. El único que saluda a la prensa es Pitu Salvatierra: “El sur ganó”, dice celebrando a esos barrios porteños, los más pobres de esta ciudad con más 3 millones de almas.

Pasadas las 20 horas, mientras la prensa come empanadas de carne recién llegadas (“están frías”, susurra una cronista, que apoya la suya, mordida, sobre la mesa), afuera hay revuelo. Las mismas personas que habían llegado durante la tarde al microestadio, se retiran. “¿Fiscalizamos todo el día para esto?”, dice una militante, enojada ya no sólo con el resultado, sino porque cancelaron el acto previsto. Enrique, de 74 años, levanta los brazos: “Salimos segundos, sí, pero al menos hablemos y pensemos juntos, loco”. Esperaban algo más, en esta noche tan fría después de las tormentas que arrasaron varios pueblos y ciudades.

Pedro, también de 74, dice que se quedó pelado militando en política, como reclamando algún tipo de explicación: “Nos convocaron a un acto de cierre, sabiendo que no fue el mejor resultado, pero vinimos a escuchar las palabras de los dirigentes por quienes trabajamos todo el día. Ha habido un desplante de la conducción, una falta de respeto cívico, más allá de lo ideológico. Es cívico. Me da una mezcla de indignación y, lo peor, de no entender”. Pedro saluda triste y se va, mientras explica qué pasa a cantidad de militantes que recién están llegando a Ferro, después de fiscalizar, como él.

Sin embargo, en la calle Avellaneda al 1200 se canta la marcha peronista. El clima es otro. Pitu Salvatierra recibe abrazos porque los votos permitieron que él pueda ocupar una banca. Está asimilando el resultado y, también, la decisión de levantar el acto: “Fue una elección normal para el peronismo –dice a lavaca-. Si hace un año y medio nos decían que íbamos a salir segundos a dos puntos del primero, firmaba cualquiera, pero en el último tiempo nos ilusionamos con la posibilidad de poder ganar. Por eso el resultado te golpea un poco, pero fríamente no es un mal resultado. Los grandes perdedores son los del PRO”.

¿Por qué entonces levantaron el acto?

 Son decisiones que a mí me superan. La verdad es que cada candidato se empezó a ir y la gente empezó a llegar: creo que hay más efusividad en la gente que en nosotros. Creo que nos equivocamos, porque veo a la gente más contenta que algunos candidatos.

¿Vos estás contento?

 Estoy contento, capaz es un poco mezquino, porque tiene que ver con que, por primera vez en la historia de la ciudad un villero va a estar sentado en una banca de la Legislatura. Por primera vez los 300.000 villeros van a tener a alguien que los represente.

-¿Qué pensás del resultado del PRO?

Es un proyecto político agotado, la gente se ha cansado de verlo haciendo negocios para los amigos y está buscando otra cosa. Está en nosotros saber interpretar qué está buscando la sociedad porteña para poder acercarle, en las próximas elecciones, una propuesta que esté más en sintonía con lo que desea.

En la mano de enfrente también hay celebración: es por Mariana González, militante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), acompañante de personas en situación de calle y con consumos problemáticos de drogas. Como Pitu, es otro rostro, otra realidad social, que va a ocupar una banca. Y en medio de un clima apático y de derrota, Mariana sonríe a cientos de militantes que la fueron a apoyar: “Los luchadores nunca se sienten perdedores, y yo no voy a ser nunca una perdedora. Que se sientan perdedores otros. Les agradezco todo lo que caminamos juntos: corrimos una maratón. Somos solidaridad, somos amor, somos un proyecto que no tiene que ver con esta elección sino con ideales. Y la idea es que otra vida feliz, justa, mejor, y con derechos, es posible”.

Todo un contraste entre el afuera y el adentro. El análisis de qué significa ese mosaico vendrá con el correr de los días.

Mientras tanto, hay militancia que sigue llegando. Varios no quieren hablar, sino juntarse y encontrarse con otros, y pensar y conversar en ronda.

“Mucho no entiendo”, se sincera una joven, cansada de todo el día, que solo necesita un abrazo, sentarse en el cordón de la vereda de un Ferro ya oscuro y semivacío, y abrirse una lata de cerveza.https://lavaca.org/suscripcion&quot... <https://lavaca.org/wp-content/uploa...>


Veure en línia : https://lavaca.org/actualidad/elecc...

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